La arqueología del mundo urbano es muy interesante, ya que abarca lo que es el fenómeno de las ciudades. Las ciudades comienzan en época medieval en torno al siglo XI, en época moderna éstas sufren una expansión provocada por las migraciones del campo a la ciudad. En época contemporánea esto se intensifica, al punto de que encontramos verdaderas metropolis.
La diferencia entre la vida en el mundo urbano y la vida en el mundo rural debió ser muy marcada, debido a que las ciudades eran centros de conexiones comerciales, sector que se veía potenciado. Por lo tanto, las profesiones que se podían llevar a cabo en las ciudades eran muy diferentes de las que se podían llevar a cabo en el mundo rural.
Además, cabe destacar el dinamismo de las ciudades, ya que son constantemente cambiantes. Esto se puede observar en que las casas estaban en una constante remodelación y, a menudo, cambiaban de propietario.
A pesar de toda esta información que pueden proporcionar los yacimientos urbanos, la documentación de los mismos es muy difícil, ya que al hallarse debajo de la trama urbana actual, no se conservan a menos que se produzca una intervención de urgencia.
Otra de las ventajas que tienen estos yacimientos es la de que existe una mayor probabilidad de que se conserven documentos de estos yacimientos urbanos que de yacimientos rurales aislados. Estas documentaciones escritas nos pueden ayudar a esclarecer cuestiones que a partir de la información arqueológica no podemos resolver y también nos ayuda a pensar en cómo sería el yacimiento mientras éste estaba siendo utilizado, ya que en las documentaciones escritas se conservan aspectos que no se conservan en los restos arqueológicos, como materiales perecederos, entre otros.
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