Aún cuando hablamos de una arqueología moderna y contemporánea, es necesario observar que la existencia de esta disciplina era impensable hace 10 años, de hecho, la existencia de una arqueología medieval tampoco era concebible.
Esto se debe a que la presencia de fuentes en esta época hacía que se pensara que el estudio de los restos materiales no aportaba nada nuevo a la investigación de dichos periodos históricos. Actualmente aún existen personas que piensan de esta manera. Para mí, el hecho de dudar de lo que el estudio de los restos materiales puede aportar para este periodo es dudar de los propios objetivos de la arqueología como disciplina científica, ya que su objetivo principal es poder extraer información de la vida cotidiana de las personas a través de los restos materiales.
Aunque es cierto que la arqueología comenzó como una disciplina prioritáriamente prehistórica, por pensar que en este ámbito de actuación podría incidir más que en otros periodos donde existen fuentes, esto debe cambiar. Hay que entender que, aunque existan fuentes, éstas no son exactas y, a menudo, no muestran el nivel de detalle que logramos conseguir analizando los restos de los yacimientos.
Con respecto a esto, es muy interesante el proyecto Garbage Project, de la Universidad de Tucson, que consistía en realizar entrevistas orales a los residentes y luego analizar sus residuos. En este estudio los investigadores se dieron cuenta de que la información facilitada por los residentes de la ciudad de Tucson no siempre hablaba de lo que se podía documentar a través de los residuos de dichos residentes. Un ejemplo de esto es la consumición de alcohol que fue mayor de la que se podía esperar a través de las entrevistas. [1]
Aunado a esto, aunque la información de las fuentes sea 100% fidedigna, hay que tener en cuenta que en muchos casos éstas no nos cuentan la información que buscamos, ni en la forma en que queremos que nos sea contada la información. Esto lo pude comprobar realizando el trabajo del Born, puesto que las fuentes escritas eran mucho más enrevesadas de lo que yo esperaba.
Por otro lado, también hay que reflexionar sobre lo que significa Arqueología Post-Medieval, ya que este término abarca un periodo muy amplio y muy diverso, que al igual que lo que sucede en los otros periodos, en ocasiones no tiene sentido al ser aplicado en una práctica arqueológica determinada. Por ello, a mi me agrada más el término Arqueología Moderna y Arqueología Contemporánea, entendiendo que son dos épocas distintas, pero que también poseen continuaciones.
De hecho, los límites cronológicos de esta disciplina han sido establecidos en diferentes fechas, numerosas veces. Para unos la historia moderna comienza cuando se descubre América, para otros cuando cae Constantinopla y, así, sucesivamente. De igual forma el límite del final también es borroso, para algunos la época contemporánea comienza con la Revolución Francesa y la Independencia de los Estados Unidos, hay otros que la alargan hasta la primera guerra mundial. Al final, las periodizaciones deben ser tenidas en cuenta como un método fácil de guiarnos no como una verdad absoluta. [2]
[1] Rathje, W., 2001. Rubbish!: The Archaeology of Garbage. Arizona: University of Arizona.
[2] Paredes, J., 2004. Historia Universal Contemporánea [4ta Edición]. Barcelona: Ariel.
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